Diario de una adopción (dedicado a Yuna)
23-09-2011
Hace 4 meses descubrí la página de Adoptamics y me enamoré de la mirada de Yuna (anteriormente llamada Alba). Había estado en la calle, abandonada, decían que no sabía pasear con correa y que le costaba montar en coche. Y es que esta perrita de más de un año de edad reflejaba miedo en la mirada, aunque nunca dudó en mostrar su cariño desde el primer momento.
Al recogerla de la clínica de Menescal, me la llevé a casa paseando. Dudó en seguirme con la correa tan sólo un segundo. Desde aquel mismo momento, Yuna camina a mi lado siempre, jamás tira de la correa y aún sigue mirándome de reojo para asegurarse de que no me he ido, que no la he abandonado.
Tardó un solo día en darse cuenta que no debía hacer sus necesidades en casa, y es que con un simple “NO” Yuna se sentaba con el rabo entre las piernas y con la cabeza agachada. Siempre ha mostrado ese carácter noble y obediente. No se le ocurre coger ni una galleta del suelo si no le das permiso.
En un mes Yuna obedecía al oír “Siéntate”, “Da una pata”, “Ahora la otra”, “Acuéstate”, “Vamos”, “Ven”, “Sube”. En el día a día me va persiguiendo por casa, acostándose a mi lado, sólo esperando sentirse acompañada. Si es hora de dormir, sólo es necesario decirle “a dormir” y ella sola va a su cama y aunque tenga la puerta abierta del patio en el que duerme no se le ocurre salir hasta que no la llamas. ¿Ladrar? No sabe, ni los vecinos sabían que tenía una perrita. Simplemente aúlla cuando se lo pides, imitándome. A veces pienso que hablaría si pudiera. Y que podría decir de viajar en coche, le encanta.
Y es que ahora con dos añitos, ya no se ve esa mirada triste que a todos les llamaba la atención. Es otra, sabe que si me voy, regresaré, que no la dejaré por nada y que puede confiar en el ser humano.
Sólo quisiera transmitir que a todos estos peluditos les queda una vida entera por delante. Que son capaces de aprender en un solo día cualquier orden. Y que el cariño que dan no se puede transmitir con palabras. Un perro adoptado es un perro que con cada gesto dice “Gracias, no me dejes”.
Autor: Laura Pérez